Hipnosis, el poder sanador de la mente sin trampa ni cartón
Sandra Paniagua. . «Cuando diga tres contará hasta diez pero siempre se saltará el cinco pues para usted no existe. Un, dos, tres.» Esta frase podría pertenecer a cualquier sesión de hipnosis que se puede observar en la televisión. Este estado inducido es verdadero pero lo que se ve es el resultado final de un trabajo previo o hipnosis de espectáculo. Éste ha contribuido, en parte, a desvirtuar la importancia de esta terapia y a que los escépticos no crean el poder curativo de la misma.
Sin embargo, la hipnosis empieza a estar muy bien considerada por la comunidad científica ya que no duda de su efectividad terapéutica. De hecho en 1958 la American Medical Association reconoce oficialmente su valor terapéutico y tres años antes la British Medical Association aprobó el tratamiento con hipnosis en odontología y obstetricia. Además, desde el Council of Medical Health of American Medical Association se recomienda que la hipnosis forme parte de los programas de estudios de las Facultades de Medicina.
La mayoría de las personas nunca habrán pensado que una posible solución a sus problemas pueda pasar por esta terapia. Lo cierto es que ésta «es capaz de curar estrés, ansiedad, depresión, insomnio, baja autoestima, crisis, fobias, preparación psico-hipnológica al parto, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), problemas sexuales, separaciones, colopatía y un largo etc.», señala Joan Luz, director de la Clínica de Hipnosis y Presidente de la EOH Escuela Oficial de Hipnosis. Incluso existen estupendos resultados al tratar enfermedades o dolencias como la fibromialgia, colon irritable, dolores crónicos, dolores de cabeza, impotencia, eyaculación precoz...
Qué es y cómo funciona
«La hipnosis pertenece al campo de la Psicología Científica. Por tanto, es una realidad que ha demostrado su validez empírica a lo largo de décadas, y que hoy se utiliza para incrementar la eficacia de numerosos tratamientos médicos y psicológicos (vencer el miedo a volar, superar el tabaquismo, como anestesia psicológica, etc.). La hipnosis permite aumentar el autocontrol y la concentración, así como hacer aflorar antiguos recuerdos a través de la regresión, aumentar la emotividad, mejorar la imaginación, recrear procesos y fenómenos, adoptar un rol determinado e implicarse en él hasta el extremo de actuar como si fuese real. Lo que sí es un mito es que implique una especie de estado de relajación próximo al sueño o que se practique en lugares oscuros y con los ojos cerrados, lo cual es sólo una de las muchas formas de inducir el estado hipnótico», argumenta el director de la Clínica de Hipnosis y autor más reconocido de habla hispana sobre estos temas.
Las personas que deciden acudir a una sesión de hipnosis deben desterrar la idea del reloj oscilante ante sus ojos. Lo que se encontrarán es con una sala en penumbra, con una agradable temperatura y en silencio. Con este telón de fondo el paciente se deja llevar por la voz del hipnoterapeuta hasta conseguir en escasos minutos una serena concentración en la que su cerebro resulta mucho más receptivo a las indicaciones terapéuticas y de modificación de conducta. Lo cierto es que el estado hipnótico no puede sumir a la persona en un 'trance' permanente así como tampoco anular de ningún modo su control sobre su voluntad.
Existen diferentes técnicas de hipnosis entre ellas la de espectáculo o rápida que consiste en la capacidad de provocar en breves segundos un profundo trance hipnótico en el sujeto objeto de la experiencia. Este fenómeno es para el observador como magia y, en realidad, no hay nada de sobrenatural en su aplicación, ya que esta se rige por las mismas reglas de la sugestión hipnótica y de la psicología. Sin embargo, la hipnosis clínica directa, nacida a finales de la década de los 80 y principios de los 90, es una técnica necesaria para resolver algunas patologías del inconsciente.
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